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sábado, 2 de mayo de 2009

Prefieren que chilangos se queden en sus casas

MÉXICO, 2 mayo 2009 (EXCELSIOR).- En algunos sitios turísticos ha surgido otro brote, el del miedo a que los habitantes de la capital del país lleven consigo a playas y balnearios el virus de la influenza humana. Pero no todos coinciden, pues dicen que éste no es el momento para cerrarle las puertas al turismo, venga de donde venga

Ante el brote de influenza humana, el temor al contagio ha provocado en varios de los destinos turísticos más importantes del país un sentimiento de rechazo hacia los visitantes del Distrito Federal, conocidos comúnmente como chilangos.

Pese a la recomendación del presidente Felipe Calderón para que la población, sobre todo en la Ciudad de México, se mantenga en casa este fin de semana largo y ayude a frenar la propagación de la enfermedad, hay capitalinos que han optado por viajar a zonas de balnearios y destinos de playa.

Sobre todo por el puente que surgió a partir de la suspensión de clases y la reducción de actividades de las dependencias gubernamentales hasta el próximo 5 de mayo.

Sin embargo, quienes decidieron vacacionar en tiempos de epidemia se encontrarán en lugares como Cuernavaca y Acapulco, dos de los destinos predilectos de los habitantes del Distrito Federal para asolearse y divertirse en los puentes y periodos vacacionales, con bares, discotecas y albercas cerrados.

En Morelos, ante una segunda oleada de capitalinos que se prevé llegará a la entidad en las próximas horas, el gobierno estatal instruyó a todos los prestadores de servicios y a los 56 balnearios mantener cerradas sus puertas hasta el 5 de mayo.

No obstante, la “población flotante” en esa zona podría llegar a 500 mil personas procedentes del DF, reportaron las autoridades estatales, que hace dos días advirtieron que 200 mil ya estaban en Cuernavaca, en casas de descanso.

En esa ciudad lo que ya se contagió es el miedo. Geovanni Ortiz, vecino de Jiutepec y nacido en el Distrito Federal, asegura no sentir rechazo por los cientos de turistas de la ciudad vecina que se pasean en las calles de Cuernavaca, pero asegura que el problema es que éstos consideran que están de vacaciones pese al estado de alerta por la influenza porcina y no han respetado una de las recomendaciones de las autoridades: quedarse en casa.

“En Cuernavaca no hay sentimiento antichilango, por que muchos somos de allá, incluso hay colonias como La Barona, La Lagunilla, la colonia Morelos, Flores Magón y Otilio Montaño, que se formaron después del temblor del 85, pero ahora lo que han contagiado es el miedo, por que salen a la calle con tapabocas, guantes y algunos traen hasta botiquín de primeros auxilios”.

En esta situación, dice Julián Bahena, nacido en Cuernavaca y comerciante de periódicos: “Creo que muchos de ellos se vienen a la aventura, y el gobierno debe evitar que se destrampen, porque si no ellos van a llevar el virus de un lado a otro. Qué bueno que estos días no va haber nada abierto, pero también se necesita que se cierre la venta de alcohol, por que muchos lo compran en la tienda y organizan sus pachangas”.

Este fin de semana largo, de acuerdo con el secretario de Salud local, Víctor Caballero Solano, “estarán cerrados balnearios, cines, teatros, centros de esparcimiento de todo tipo, como son los parques acuáticos”.

“No hay nada que hacer en la calle, va a haber una parálisis real del trabajo económico”, advirtió.

Los morelenses, sin embargo, tratan de sacarle provecho al asunto. Hay anuncios en las calles sobre renta de casas por semana, otros en los que se ofrecen servicios de atención médica particular y medicamentos las 24 horas, y también servicios sexuales a domicilio.

Para José Antonio Martín, pequeño empresario inmobiliario de Cancún, no es muy aconsejable en estos momentos la presencia de “los chilangos”, porque pueden traer el virus y es necesario fortalecer el cerco sanitario para evitar el contagio.

“Ahora es más importante preservar la seguridad social que la captación de ingresos”, dijo.

“Yo considero que si el cerco sanitario de veras fuera serio y si la situación epidemiológica es realmente seria, por qué permiten viajar a las personas”, comentó en tanto un empresario veracruzano.

“Pues es una irresponsabilidad de su parte, porque deben quedarse en su casa como medida de prevención, si no generan más sicosis. En caso de estar enfermos propagan el virus”, secundó un estudiante del puerto jarocho.

Pero también está el otro lado de la moneda, es decir, de quienes opinan que en tiempos de crisis económica no hay que hacerle el feo a nadie, venga de donde venga.

“Es dinero nacional que a nosotros nos aliviana, a todos… Si no vienen los del Distrito Federal estamos fregados, porque el americano tiene programada su visita, y los chilangos, como les decimos nosotros, que feamente los tratamos, esos cada 15 días, cada puentito que hay, aquí están, dándonos la mano”, comenta Emanuel Carbajal, habitante de Acapulco.

“Que vengan mientras traigan dinero”, señaló a su vez Miguel Rodríguez, gerente de un hotel de cuatro estrellas ubicado en Cancún.

El gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, rechazó que exista un operativo de desalojo masivo de turistas. Explicó que a partir de que se elevó la fase de alerta por la epidemia de influenza humana, aviones procedentes de Inglaterra, Alemania y España han llegado vacíos a Cancún, únicamente para transportar a los turistas de esos países de regreso. —Andrés Núñez

Desde Acapulco piden: “mejor no nos visiten”

>La directora general de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, Guerrero, Covandoga Gómez, pidió no viajar al puerto en estos días, para evitar la propagación de la influenza humana.

“Aquí no ha habido muertos ni infectados. Pero les recordamos que no están abiertos ni antros, restaurantes ni bares, por lo que, contrario a lo normal, los invitamos a quedarse en su casa y no venir a Acapulco”, dijo en entrevista con Martín Espinosa, de Grupo Imagen.

“Nos hubiera encantado tener un puente maravilloso, pero todo mundo debe tener conciencia de que debe quedarse en casa, cuidarse, y eso es lo que hay que hacer, porque si está incubando el virus se puede trasladar a un lugar que no ha registrado ningún caso”, afirmó.

Luego de que durante dos días se reportaron ataques a pedradas contra vehículos que con placas del Distrito Federal que viajaban por la autopista del Sol rumbo a Acapulco, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil local, Heriberto Salinas Altés, informó que desde ayer diversos grupos de la policía estatal patrullan el tramo carretero comprendido de la caseta de Palo Blanco a La Venta, donde ocurrieron los incidentes.

Salinas Altés comentó que la agresión pudo no ser dirigida específicamente contra los “chilangos” que viajan para vacacionar en el puerto de Acapulco y que ahora se les rechace por ser posibles portadores del virus de la influenza, ya que en meses anteriores se han registrado agresiones similares en esa autopista y en carreteras de la Costa Grande, donde en general son “chamacos” los que lanzan piedras al azar contra vehículos.

En cambio, el alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños, sostuvo que las agresiones sí se deben a una fobia hacia los capitalinos por la magnitud del brote epidémico en el Distrito Federal.

“Le he dicho al secretario de Seguridad Pública y al secretario del Ayuntamiento que tomen cartas en el asunto. No podemos provocar fobias y, bueno, la gente no debe agredir a nadie, debe de tomar conciencia de lo que estamos viviendo en el país.”

Aunque añadió que “quienes nos visitan y puedan tener una gripe, pues ojalá se hubieran quedado en su casa”.

Cinco automóviles y dos camiones fueron los blancos de la agresión. Por separado, los agraviados indicaron que repentinamente las rocas golpearon parabrisas y carrocerías, y tres personas resultaron lesionadas.

Miguel Ángel Saavedra, chofer de un camión que transportaba postes de energía eléctrica, relató que recibió una pedrada en la cabeza, mientras Elizabeth Ávila, quien conducía un automóvil deportivo, dijo que a éste le rompieron el medallón, el cual cuesta 15 mil pesos.

Carlos Mendoza y Alejandro de la Cruz, choferes de camiones de pasajeros que recibieron los impactos, indicaron que los agresores se escondieron en la maleza para lanzar las piedras.

Los quejosos dijeron que las aseguradores no quieren pagar los daños a sus unidades, por lo que acudirán a la agencia del Ministerio Público a denunciar.

Es una decisión muy difícil, pero lo estamos tomando con mucha seriedad y responsabilidad. No son vacaciones, ni asueto.Por ello les pedimos(a los capitalinos)quedarse en su casa”. Covadonga Gómez, Directora de la asociación de Hoteles y empresas turísticas de Acapulco

Familia del DF le teme más a estar encerrada

En 60 metros cuadrados vivirán el primer puente por una epidemia, con la esperanza de que ésta pase lo más pronto posible

Para muchos, una convocatoria para participar en la casa de Big Brother puede generar sensaciones de claustrofobia y rechazo de sólo pensar que hay que vivir con más de 12 personas durante nueve semanas en un mismo espacio.

Precisamente eso experimentaron los Rodríguez Murrieta cuando escucharon en cadena nacional la invitación de Felipe Calderón para protegerse de la influenza humana quedándose en casa con la familia durante el puente del primero de mayo, porque para ellos significa la convivencia de nueve personas en un departamento de 60 metros cuadrados durante cinco días... enteros.

Los Rodríguez Murrieta, al igual que 18 millones y medio de mexicanos, comparten un hogar con seis o más personas, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía .

La influenza humana trajo a la Ciudad de México paranoia, pérdidas económicas y enfermedad, pero los Rodríguez Murrieta se resisten a la petición de Calderón, porque no desean que ahora el encierro les genere desesperación y enojo.

En este departamento de la unidad habitacional de Acueducto de Guadalupe viven Daniel y Magdalena, y sus dos hijas, Gabriela y Karla.

También haabitan en esos 60 metros cuadrados el esposo de Karla, Paco, y los cuatro niños de esta pareja: Paco, Carlos, Marifer y la bebé Alisson.

Karla lleva los pantalones en la casa y es la del carácter fuerte. Cuando pasa más de un día sin salir del departamento se pone histérica y comienza a gritarle a cualquiera a su paso. “¡Cállate!”, “!Bájale a la tele!”, “!Cálmate!”, despotrica contra todos si el encierro la consume.

Desde que inició la contingencia por la influenza humana se acabaron los pleitos en la mañana por el baño, porque los niños no van a la escuela, pero se desató otro peor, cómo mantenerlos ocupado tantos días en un espacio reducido.

Pero el problema del espacio no es exclusivo de Karla, pues en México 33 por ciento de los hogares lo padecen.

Ante ello, Karla impuso una rutina: despertarse, desayunar, ver la tele, ayudar a mamá con las labores domésticas y con el cuidado de Alisson, y bañarse. Pero cuando concluyen las actividades a las cuatro de la tarde, todo lo demás dentro de casa es ocio, aburrimiento y desesperación.

Los Rodríguez Murrieta no se han encerrado ninguno de los siete días de alerta.

Karla tiene un puestecito de dulces en la explanada del andador, frente a su casa. A las cinco de la tarde, cuando lo monta, se lleva a los niños para que mientras ella gana unos pesos, ellos combatan el estrés pateando la pelota, trepándose en los columpios o subiéndose a la resbaladilla.

La única regla que sí es estricta en casa por el virus es lavarse las manos a cada rato y no tocarse el rostro. Cualquier miembro de la familia que use transporte público debe salir con cubrebocas.

Esta familia conoce a la perfección qué responsabilidad adquiere cada integrante al vivir en un hogar con muchos personas.

Por ejemplo, si a uno le da gripe contagiará mínimo a la mitad. Entonces la única medida en ese caso es encerrarse hasta sanar en una de las tres recámaras para no seguir esparciendo el virus.

Con la varicela ya tuvieron una mala experiencia.

Hace algunos años, Marifer llevó la enfermedad a la casa y cinco de los nueve integrantes de la familia terminaron contagiados.

“Imagínate, si es difícil atender a un enfermo, cuando nos enfermamos todos es el caos”, dice Karla.

Por eso, desde que la influenza humana se expandió en el Distrito Federal, los Rodríguez Murrieta mantienen al máximo las precauciones para no contagiarse.

Las consecuencias de una enfermedad en una familia tan grande serían terribles, pero pedirles el encierro absoluto para protegerse suena como un imposible.

Preocupa posibilidad de un recorte

MORELIA.— El gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, manifestó preocupación porque las participaciones federales ya etiquetadas para los estados se reduzcan a consecuencia de la contingencia sanitaria que hay en el país por la influenza humana.

Recordó que durante el presente año esta entidad ya sufrió una reducción presupuestal federal de más de dos mil 400 millones de pesos, lo que pone en una situación complicada las finanzas locales.

“Vamos estar al pendiente. Sí sería otro golpe para el presupuesto público de Michoacán, que aparte de este recorte que ya es muy castigador para nosotros, hubiera otro más”, dijo el gobernador michoacano.

Godoy Rangel llamó a que, tomando las medidas necesarias de sanidad, no se paralice la actividad económica en su totalidad por la epidemia, a la vez que solicitó a los empresarios restauranteros y hoteleros a tener creatividad e imaginación para que sigan funcionando sus establecimientos.

En Michoacán, hasta el momento no se tiene previsto paralizar el servicio de restaurantes ni hoteles, sólo espacios recreativos como bares, centros nocturnos y cines.

Leonel Godoy indicó que las dependencias del estado no pararán actividades, excepto lunes y martes, establecidos como días de asueto.

De norte a sur sufren pérdidas

LOS CABOS. A pesar de que según el gobierno de Baja California Sur esta entidad está libre del virus de la influenza humana, el Sector Turístico de Baja California Sur, reporta pérdidas millonarias por la cancelación de reservaciones, de vuelos internacionales y del arribo de cruceros.

La directora de Turismo en Los Cabos, Miroslava Bautista, indicó que conforme al reporte de la Asociación de Hoteles de la ciudad, se han cancelado cerca de dos mil reservaciones de hotel y 56 de tiempo compartido en tres días,

Esto es, dijo, “alrededor de 600 cancelaciones al día, lo que representa pérdidas superiores a los diez millones de dólares”.

Bautista señaló que al menos cinco cruceros que por estas fechas arribaban a este puerto decidieron cancelar su llegada por la epidemia, “provocando una sensible baja en la afluencia turística y, por consiguiente, pérdidas millonarias a los prestadores de servicios turísticos de Los Cabos y de la entidad”.

Ulises Méndez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados en Baja California Sur, informó que la operación de los restaurantes en el estado se lleva a cabo de manera normal en el servicio y horarios de costumbre.

Reconoció que el brote epidemiológico que ataca a varias entidades del país está repercutiendo negativamente.

“Sí han caído las ventas en la sección restaurantera, sobre todo en el municipio de Los Cabos y La Paz, donde sí han resentido con mayor intensidad”.

Una situación similar se vive en Veracruz,donde las playas, que durante Semana Santa estaban abarrotadas, hoy lucen vacías.

Además, las autoridades locales han suspendido todos los eventos masivos, así como las actividades en las oficinas del ayuntamiento.

De acuerdo con asociaciones del sector turismo de la zona, del 80 por ciento de reservaciones con las que se contaban para este puente de fin de semana largo, el 65 por ciento de ellas han sido hasta ahora canceladas.

Mientras que en Mérida, Yucatán, unos 800 artesanos y comerciantes del sindicato Nueva Kukulcán se ven afectados por el cierre de la zona arqueológica de Chichén Itzá, ante la amenaza de la influenza humana, lo cual se traduce en pérdidas económicas por más de 200 mil pesos en promedio diario.

Al respecto, el asesor jurídico de los vendedores, Villevaldo Pech Moo, aseguró que desde que el gobierno federal decretó el cierre de la zona arqueológica por la amenaza de influenza, los comerciantes y artesanos dejaron de teneringresos.

Y en Jalisco, los destinos turísticos como Puerto Vallarta, Tequila, Chapala y Guadalajara registran un desplome de hasta 65 por ciento en sus ventas por la baja afluencia de visitantes.

En Tequila hay pueblos y hoteles “fanstasma”, aseguró el presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara, Miguel Alfaro Aranguren. “Hay hoteles con dos habitaciones ocupadas”, dijo.

Los habitantes de la Ciudad de México recorren las calles con temor a los tubos del transporte, de tocar puertas y de acercarse a los demás. A pesar del cubrebocas, los chilangos se mantienen a por lo menos un metro de distancia uno del otro. Hay quien confía en la máscara, hay quien “ya leyó” y descubrió que se contagia por mucosas, así que prefiere ir con el rostro destapado. Otros confiesan abiertamente su paranoia: ir por la calle sin el trozo de tela blanca les da inseguridad, pero se esmeran por frenar el miedo. Los niños se dicen aburridos, pero todos coinciden en que no salen de casa a menos que sea absolutamente necesario. — Compilación: Verónica Mondragón

Tampoco los quieren, pero en el extranjero

GUADALAJARA.—La participación de la delegación jalisciense en la exposición Agrishow, en Tel Aviv, fue cancelada por las autoridades de Israrel por temor a un contagio del virus de la influenza humana.

“Simplemente se vetó que el estado de Jalisco (participara), siendo una invitación de la propia embajada del gobierno de Israel, con todos los gastos pagados para algunos empresarios y para el gobierno del estado, Simplemente cerraron la puerta y tomamos la decisión de cancelarla, ése es el tipo de afectaciones que estamos teniendo”, reconoció el secretario de Desarrollo Rural de Jalisco, Álvaro García Chávez.

El gobierno estatal insiste en que Jalisco no registra ningún caso de influenza humana, tras salir negativos los 80 casos analizados ayer, aunque hay otros 70 por evaluar, según las autoridades de salud.

Sin embargo, la sicosis también afecta a los jaliscienses ya que han comenzado a presentar repercusiones sicológicas.

Ocho de cada diez pacientes tienen “ansiedad, trastornos de la alimentación y gastritis”, señaló el director del Centro de Intervención en Crisis, Héctor Ornelas Delgadillo.

No podemos provocar fobias, y la gente no debe agredir a nadie, debe de tomar conciencia de lo que estamos viviendo en el país.” Manuel Añorve, alcalde de Acapulco

La empresa Granjas Carroll de México (GCM) rechazó ayer las versiones que la vinculan con el origen del virus de la influenza humana, puesto que la Secretaría de Agricultura, señaló la propia firma mediante un desplegado, “ha descartado la presencia de este virus H1N1 en los cerdos de nuestro país”.

“La empresa no ha registrado brote alguno de este virus en ninguno de sus 907 trabajadores, ni en sus más de 500 mil cerdos en desarrollo, así como tampoco en sus 60 mil vientres, en los estados de Veracruz y Puebla.”

GCM informó que solicitó a las autoridades federales la colecta de muestras para certificar el estado sanitario de sus animales, y recordó que no hay riesgo por consumir carne de cerdo.
En algunos sitios turísticos ha surgido otro brote, el del miedo a que los habitantes de la capital del país lleven consigo a playas y balnearios el virus de la influenza humana. Pero no todos coinciden, pues dicen que éste no es el momento para cerrarle las puertas al turismo, venga de donde venga

Ante el brote de influenza humana, el temor al contagio ha provocado en varios de los destinos turísticos más importantes del país un sentimiento de rechazo hacia los visitantes del Distrito Federal, conocidos comúnmente como chilangos.

Pese a la recomendación del presidente Felipe Calderón para que la población, sobre todo en la Ciudad de México, se mantenga en casa este fin de semana largo y ayude a frenar la propagación de la enfermedad, hay capitalinos que han optado por viajar a zonas de balnearios y destinos de playa.

Sobre todo por el puente que surgió a partir de la suspensión de clases y la reducción de actividades de las dependencias gubernamentales hasta el próximo 5 de mayo.

Sin embargo, quienes decidieron vacacionar en tiempos de epidemia se encontrarán en lugares como Cuernavaca y Acapulco, dos de los destinos predilectos de los habitantes del Distrito Federal para asolearse y divertirse en los puentes y periodos vacacionales, con bares, discotecas y albercas cerrados.

En Morelos, ante una segunda oleada de capitalinos que se prevé llegará a la entidad en las próximas horas, el gobierno estatal instruyó a todos los prestadores de servicios y a los 56 balnearios mantener cerradas sus puertas hasta el 5 de mayo.

No obstante, la “población flotante” en esa zona podría llegar a 500 mil personas procedentes del DF, reportaron las autoridades estatales, que hace dos días advirtieron que 200 mil ya estaban en Cuernavaca, en casas de descanso.

En esa ciudad lo que ya se contagió es el miedo. Geovanni Ortiz, vecino de Jiutepec y nacido en el Distrito Federal, asegura no sentir rechazo por los cientos de turistas de la ciudad vecina que se pasean en las calles de Cuernavaca, pero asegura que el problema es que éstos consideran que están de vacaciones pese al estado de alerta por la influenza porcina y no han respetado una de las recomendaciones de las autoridades: quedarse en casa.

“En Cuernavaca no hay sentimiento antichilango, por que muchos somos de allá, En algunos sitios turísticos ha surgido otro brote, el del miedo a que los habitantes de la capital del país lleven consigo a playas y balnearios el virus de la influenza humana. Pero no todos coinciden, pues dicen que éste no es el momento para cerrarle las puertas al turismo, venga de donde venga

Ante el brote de influenza humana, el temor al contagio ha provocado en varios de los destinos turísticos más importantes del país un sentimiento de rechazo hacia los visitantes del Distrito Federal, conocidos comúnmente como chilangos.

Pese a la recomendación del presidente Felipe Calderón para que la población, sobre todo en la Ciudad de México, se mantenga en casa este fin de semana largo y ayude a frenar la propagación de la enfermedad, hay capitalinos que han optado por viajar a zonas de balnearios y destinos de playa.

Sobre todo por el puente que surgió a partir de la suspensión de clases y la reducción de actividades de las dependencias gubernamentales hasta el próximo 5 de mayo.

Sin embargo, quienes decidieron vacacionar en tiempos de epidemia se encontrarán en lugares como Cuernavaca y Acapulco, dos de los destinos predilectos de los habitantes del Distrito Federal para asolearse y divertirse en los puentes y periodos vacacionales, con bares, discotecas y albercas cerrados.

En Morelos, ante una segunda oleada de capitalinos que se prevé llegará a la entidad en las próximas horas, el gobierno estatal instruyó a todos los prestadores de servicios y a los 56 balnearios mantener cerradas sus puertas hasta el 5 de mayo.

No obstante, la “población flotante” en esa zona podría llegar a 500 mil personas procedentes del DF, reportaron las autoridades estatales, que hace dos días advirtieron que 200 mil ya estaban en Cuernavaca, en casas de descanso.

En esa ciudad lo que ya se contagió es el miedo. Geovanni Ortiz, vecino de Jiutepec y nacido en el Distrito Federal, asegura no sentir rechazo por los cientos de turistas de la ciudad vecina que se pasean en las calles de Cuernavaca, pero asegura que el problema es que éstos consideran que están de vacaciones pese al estado de alerta por la influenza porcina y no han respetado una de las recomendaciones de las autoridades: quedarse en casa.

“En Cuernavaca no hay sentimiento antichilango, por que muchos somos de allá, incluso hay colonias como La Barona, La Lagunilla, la colonia Morelos, Flores Magón y Otilio Montaño, que se formaron después del temblor del 85, pero ahora lo que han contagiado es el miedo, por que salen a la calle con tapabocas, guantes y algunos traen hasta botiquín de primeros auxilios”.

En esta situación, dice Julián Bahena, nacido en Cuernavaca y comerciante de periódicos: “Creo que muchos de ellos se vienen a la aventura, y el gobierno debe evitar que se destrampen, porque si no ellos van a llevar el virus de un lado a otro. Qué bueno que estos días no va haber nada abierto, pero también se necesita que se cierre la venta de alcohol, por que muchos lo compran en la tienda y organizan sus pachangas”.

Este fin de semana largo, de acuerdo con el secretario de Salud local, Víctor Caballero Solano, “estarán cerrados balnearios, cines, teatros, centros de esparcimiento de todo tipo, como son los parques acuáticos”.

“No hay nada que hacer en la calle, va a haber una parálisis real del trabajo económico”, advirtió.

Los morelenses, sin embargo, tratan de sacarle provecho al asunto. Hay anuncios en las calles sobre renta de casas por semana, otros en los que se ofrecen servicios de atención médica particular y medicamentos las 24 horas, y también servicios sexuales a domicilio.

Para José Antonio Martín, pequeño empresario inmobiliario de Cancún, no es muy aconsejable en estos momentos la presencia de “los chilangos”, porque pueden traer el virus y es necesario fortalecer el cerco sanitario para evitar el contagio.

“Ahora es más importante preservar la seguridad social que la captación de ingresos”, dijo.

“Yo considero que si el cerco sanitario de veras fuera serio y si la situación epidemiológica es realmente seria, por qué permiten viajar a las personas”, comentó en tanto un empresario veracruzano.

“Pues es una irresponsabilidad de su parte, porque deben quedarse en su casa como medida de prevención, si no generan más sicosis. En caso de estar enfermos propagan el virus”, secundó un estudiante del puerto jarocho.

Pero también está el otro lado de la moneda, es decir, de quienes opinan que en tiempos de crisis económica no hay que hacerle el feo a nadie, venga de donde venga.
“Es dinero nacional que a nosotros nos aliviana, a todos… Si no vienen los del Distrito Federal estamos fregados, porque el americano tiene programada su visita, y los chilangos, como les decimos nosotros, que feamente los tratamos, esos cada 15 días, cada puentito que hay, aquí están, dándonos la mano”, comenta Emanuel Carbajal, habitante de Acapulco.

“Que vengan mientras traigan dinero”, señaló a su vez Miguel Rodríguez, gerente de un hotel de cuatro estrellas ubicado en Cancún.

El gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, rechazó que exista un operativo de desalojo masivo de turistas. Explicó que a partir de que se elevó la fase de alerta por la epidemia de influenza humana, aviones procedentes de Inglaterra, Alemania y España han llegado vacíos a Cancún, únicamente para transportar a los turistas de esos países de regreso. —Andrés Núñez

Secretario de Turismo de Guerrero pide: “mejor no nos visiten”

>La directora general de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, Guerrero, Covandoga Gómez, pidió no viajar al puerto en estos días, para evitar la propagación de la influenza humana.

“Aquí no ha habido muertos ni infectados. Pero les recordamos que no están abiertos ni antros, restaurantes ni bares, por lo que, contrario a lo normal, los invitamos a quedarse en su casa y no venir a Acapulco”, dijo en entrevista con Martín Espinosa, de Grupo Imagen.

“Nos hubiera encantado tener un puente maravilloso, pero todo mundo debe tener conciencia de que debe quedarse en casa, cuidarse, y eso es lo que hay que hacer, porque si está incubando el virus se puede trasladar a un lugar que no ha registrado ningún caso”, afirmó.

Luego de que durante dos días se reportaron ataques a pedradas contra vehículos que con placas del Distrito Federal que viajaban por la autopista del Sol rumbo a Acapulco, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil local, Heriberto Salinas Altés, informó que desde ayer diversos grupos de la policía estatal patrullan el tramo carretero comprendido de la caseta de Palo Blanco a La Venta, donde ocurrieron los incidentes.

Salinas Altés comentó que la agresión pudo no ser dirigida específicamente contra los “chilangos” que viajan para vacacionar en el puerto de Acapulco y que ahora se les rechace por ser posibles portadores del virus de la influenza, ya que en meses anteriores se han registrado agresiones similares en esa autopista y en carreteras de la Costa Grande, donde en general son “chamacos” los que lanzan piedras al azar contra vehículos.

En cambio, el alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños, sostuvo que las agresiones sí se deben a una fobia hacia los capitalinos por la magnitud del brote epidémico en el Distrito Federal.

“Le he dicho al secretario de Seguridad Pública y al secretario del Ayuntamiento que tomen cartas en el asunto. No podemos provocar fobias y, bueno, la gente no debe agredir a nadie, debe de tomar conciencia de lo que estamos viviendo en el país.”

Aunque añadió que “quienes nos visitan y puedan tener una gripe, pues ojalá se hubieran quedado en su casa”.

Cinco automóviles y dos camiones fueron los blancos de la agresión. Por separado, los agraviados indicaron que repentinamente las rocas golpearon parabrisas y carrocerías, y tres personas resultaron lesionadas.

Miguel Ángel Saavedra, chofer de un camión que transportaba postes de energía eléctrica, relató que recibió una pedrada en la cabeza, mientras Elizabeth Ávila, quien conducía un automóvil deportivo, dijo que a éste le rompieron el medallón, el cual cuesta 15 mil pesos.

Carlos Mendoza y Alejandro de la Cruz, choferes de camiones de pasajeros que recibieron los impactos, indicaron que los agresores se escondieron en la maleza para lanzar las piedras.

Los quejosos dijeron que las aseguradores no quieren pagar los daños a sus unidades, por lo que acudirán a la agencia del Ministerio Público a denunciar.

Es una decisión muy difícil, pero lo estamos tomando con mucha seriedad y responsabilidad. No son vacaciones, ni asueto.Por ello les pedimos(a los capitalinos)quedarse en su casa”. Covadonga Gómez, Directora de la asociación de Hoteles y empresas turísticas de Acapulco

Familia del DF le teme más a estar encerrada

En 60 metros cuadrados vivirán el primer puente por una epidemia, con la esperanza de que ésta pase lo más pronto posible

Para muchos, una convocatoria para participar en la casa de Big Brother puede generar sensaciones de claustrofobia y rechazo de sólo pensar que hay que vivir con más de 12 personas durante nueve semanas en un mismo espacio.

En algunos sitios turísticos ha surgido otro brote, el del miedo a que los habitantes de la capital del país lleven consigo a playas y balnearios el virus de la influenza humana. Pero no todos coinciden, pues dicen que éste no es el momento para cerrarle las puertas al turismo, venga de donde venga

Ante el brote de influenza humana, el temor al contagio ha provocado en varios de los destinos turísticos más importantes del país un sentimiento de rechazo hacia los visitantes del Distrito Federal, conocidos comúnmente como chilangos.

Pese a la recomendación del presidente Felipe Calderón para que la población, sobre todo en la Ciudad de México, se mantenga en casa este fin de semana largo y ayude a frenar la propagación de la enfermedad, hay capitalinos que han optado por viajar a zonas de balnearios y destinos de playa.

Sobre todo por el puente que surgió a partir de la suspensión de clases y la reducción de actividades de las dependencias gubernamentales hasta el próximo 5 de mayo.

Sin embargo, quienes decidieron vacacionar en tiempos de epidemia se encontrarán en lugares como Cuernavaca y Acapulco, dos de los destinos predilectos de los habitantes del Distrito Federal para asolearse y divertirse en los puentes y periodos vacacionales, con bares, discotecas y albercas cerrados.

En Morelos, ante una segunda oleada de capitalinos que se prevé llegará a la entidad en las próximas horas, el gobierno estatal instruyó a todos los prestadores de servicios y a los 56 balnearios mantener cerradas sus puertas hasta el 5 de mayo.

No obstante, la “población flotante” en esa zona podría llegar a 500 mil personas procedentes del DF, reportaron las autoridades estatales, que hace dos días advirtieron que 200 mil ya estaban en Cuernavaca, en casas de descanso.

En esa ciudad lo que ya se contagió es el miedo. Geovanni Ortiz, vecino de Jiutepec y nacido en el Distrito Federal, asegura no sentir rechazo por los cientos de turistas de la ciudad vecina que se pasean en las calles de Cuernavaca, pero asegura que el problema es que éstos consideran que están de vacaciones pese al estado de alerta por la influenza porcina y no han respetado una de las recomendaciones de las autoridades: quedarse en casa.

“En Cuernavaca no hay sentimiento antichilango, por que muchos somos de allá, incluso hay colonias como La Barona, La Lagunilla, la colonia Morelos, Flores Magón y Otilio Montaño, que se formaron después del temblor del 85, pero ahora lo que han contagiado es el miedo, por que salen a la calle con tapabocas, guantes y algunos traen hasta botiquín de primeros auxilios”.

En esta situación, dice Julián Bahena, nacido en Cuernavaca y comerciante de periódicos: “Creo que muchos de ellos se vienen a la aventura, y el gobierno debe evitar que se destrampen, porque si no ellos van a llevar el virus de un lado a otro. Qué bueno que estos días no va haber nada abierto, pero también se necesita que se cierre la venta de alcohol, por que muchos lo compran en la tienda y organizan sus pachangas”.

Este fin de semana largo, de acuerdo con el secretario de Salud local, Víctor Caballero Solano, “estarán cerrados balnearios, cines, teatros, centros de esparcimiento de todo tipo, como son los parques acuáticos”.

“No hay nada que hacer en la calle, va a haber una parálisis real del trabajo económico”, advirtió.

Los morelenses, sin embargo, tratan de sacarle provecho al asunto. Hay anuncios en las calles sobre renta de casas por semana, otros en los que se ofrecen servicios de atención médica particular y medicamentos las 24 horas, y también servicios sexuales a domicilio.

Para José Antonio Martín, pequeño empresario inmobiliario de Cancún, no es muy aconsejable en estos momentos la presencia de “los chilangos”, porque pueden traer el virus y es necesario fortalecer el cerco sanitario para evitar el contagio.

“Ahora es más importante preservar la seguridad social que la captación de ingresos”, dijo.

“Yo considero que si el cerco sanitario de veras fuera serio y si la situación epidemiológica es realmente seria, por qué permiten viajar a las personas”, comentó en tanto un empresario veracruzano.

“Pues es una irresponsabilidad de su parte, porque deben quedarse en su casa como medida de prevención, si no generan más sicosis. En caso de estar enfermos propagan el virus”, secundó un estudiante del puerto jarocho.

Pero también está el otro lado de la moneda, es decir, de quienes opinan que en tiempos de crisis económica no hay que hacerle el feo a nadie, venga de donde venga.

“Es dinero nacional que a nosotros nos aliviana, a todos… Si no vienen los del Distrito Federal estamos fregados, porque el americano tiene programada su visita, y los chilangos, como les decimos nosotros, que feamente los tratamos, esos cada 15 días, cada puentito que hay, aquí están, dándonos la mano”, comenta Emanuel Carbajal, habitante de Acapulco.

“Que vengan mientras traigan dinero”, señaló a su vez Miguel Rodríguez, gerente de un hotel de cuatro estrellas ubicado en Cancún.

El gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, rechazó que exista un operativo de desalojo masivo de turistas. Explicó que a partir de que se elevó la fase de alerta por la epidemia de influenza humana, aviones procedentes de Inglaterra, Alemania y España han llegado vacíos a Cancún, únicamente para transportar a los turistas de esos países de regreso. —Andrés Núñez

Desde Acapulco piden: “mejor no nos visiten”

>La directora general de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, Guerrero, Covandoga Gómez, pidió no viajar al puerto en estos días, para evitar la propagación de la influenza humana.

“Aquí no ha habido muertos ni infectados. Pero les recordamos que no están abiertos ni antros, restaurantes ni bares, por lo que, contrario a lo normal, los invitamos a quedarse en su casa y no venir a Acapulco”, dijo en entrevista con Martín Espinosa, de Grupo Imagen.

“Nos hubiera encantado tener un puente maravilloso, pero todo mundo debe tener conciencia de que debe quedarse en casa, cuidarse, y eso es lo que hay que hacer, porque si está incubando el virus se puede trasladar a un lugar que no ha registrado ningún caso”, afirmó.

Luego de que durante dos días se reportaron ataques a pedradas contra vehículos que con placas del Distrito Federal que viajaban por la autopista del Sol rumbo a Acapulco, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil local, Heriberto Salinas Altés, informó que desde ayer diversos grupos de la policía estatal patrullan el tramo carretero comprendido de la caseta de Palo Blanco a La Venta, donde ocurrieron los incidentes.

Salinas Altés comentó que la agresión pudo no ser dirigida específicamente contra los “chilangos” que viajan para vacacionar en el puerto de Acapulco y que ahora se les rechace por ser posibles portadores del virus de la influenza, ya que en meses anteriores se han registrado agresiones similares en esa autopista y en carreteras de la Costa Grande, donde en general son “chamacos” los que lanzan piedras al azar contra vehículos.

En cambio, el alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños, sostuvo que las agresiones sí se deben a una fobia hacia los capitalinos por la magnitud del brote epidémico en el Distrito Federal.

“Le he dicho al secretario de Seguridad Pública y al secretario del Ayuntamiento que tomen cartas en el asunto. No podemos provocar fobias y, bueno, la gente no debe agredir a nadie, debe de tomar conciencia de lo que estamos viviendo en el país.”

Aunque añadió que “quienes nos visitan y puedan tener una gripe, pues ojalá se hubieran quedado en su casa”.

Cinco automóviles y dos camiones fueron los blancos de la agresión. Por separado, los agraviados indicaron que repentinamente las rocas golpearon parabrisas y carrocerías, y tres personas resultaron lesionadas.

Miguel Ángel Saavedra, chofer de un camión que transportaba postes de energía eléctrica, relató que recibió una pedrada en la cabeza, mientras Elizabeth Ávila, quien conducía un automóvil deportivo, dijo que a éste le rompieron el medallón, el cual cuesta 15 mil pesos.

Carlos Mendoza y Alejandro de la Cruz, choferes de camiones de pasajeros que recibieron los impactos, indicaron que los agresores se escondieron en la maleza para lanzar las piedras.

Los quejosos dijeron que las aseguradores no quieren pagar los daños a sus unidades, por lo que acudirán a la agencia del Ministerio Público a denunciar.

Es una decisión muy difícil, pero lo estamos tomando con mucha seriedad y responsabilidad. No son vacaciones, ni asueto.Por ello les pedimos(a los capitalinos)quedarse en su casa”. Covadonga Gómez, Directora de la asociación de Hoteles y empresas turísticas de Acapulco

Familia del DF le teme más a estar encerrada

En 60 metros cuadrados vivirán el primer puente por una epidemia, con la esperanza de que ésta pase lo más pronto posible

Para muchos, una convocatoria para participar en la casa de Big Brother puede generar sensaciones de claustrofobia y rechazo de sólo pensar que hay que vivir con más de 12 personas durante nueve semanas en un mismo espacio.

Precisamente eso experimentaron los Rodríguez Murrieta cuando escucharon en cadena nacional la invitación de Felipe Calderón para protegerse de la influenza humana quedándose en casa con la familia durante el puente del primero de mayo, porque para ellos significa la convivencia de nueve personas en un departamento de 60 metros cuadrados durante cinco días... enteros.

Los Rodríguez Murrieta, al igual que 18 millones y medio de mexicanos, comparten un hogar con seis o más personas, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía .

La influenza humana trajo a la Ciudad de México paranoia, pérdidas económicas y enfermedad, pero los Rodríguez Murrieta se resisten a la petición de Calderón, porque no desean que ahora el encierro les genere desesperación y enojo.

En este departamento de la unidad habitacional de Acueducto de Guadalupe viven Daniel y Magdalena, y sus dos hijas, Gabriela y Karla.

También haabitan en esos 60 metros cuadrados el esposo de Karla, Paco, y los cuatro niños de esta pareja: Paco, Carlos, Marifer y la bebé Alisson.

Karla lleva los pantalones en la casa y es la del carácter fuerte. Cuando pasa más de un día sin salir del departamento se pone histérica y comienza a gritarle a cualquiera a su paso. “¡Cállate!”, “!Bájale a la tele!”, “!Cálmate!”, despotrica contra todos si el encierro la consume.

Desde que inició la contingencia por la influenza humana se acabaron los pleitos en la mañana por el baño, porque los niños no van a la escuela, pero se desató otro peor, cómo mantenerlos ocupado tantos días en un espacio reducido.

Pero el problema del espacio no es exclusivo de Karla, pues en México 33 por ciento de los hogares lo padecen.

Ante ello, Karla impuso una rutina: despertarse, desayunar, ver la tele, ayudar a mamá con las labores domésticas y con el cuidado de Alisson, y bañarse. Pero cuando concluyen las actividades a las cuatro de la tarde, todo lo demás dentro de casa es ocio, aburrimiento y desesperación.

Los Rodríguez Murrieta no se han encerrado ninguno de los siete días de alerta.

Karla tiene un puestecito de dulces en la explanada del andador, frente a su casa. A las cinco de la tarde, cuando lo monta, se lleva a los niños para que mientras ella gana unos pesos, ellos combatan el estrés pateando la pelota, trepándose en los columpios o subiéndose a la resbaladilla.

La única regla que sí es estricta en casa por el virus es lavarse las manos a cada rato y no tocarse el rostro. Cualquier miembro de la familia que use transporte público debe salir con cubrebocas.

Esta familia conoce a la perfección qué responsabilidad adquiere cada integrante al vivir en un hogar con muchos personas.

Por ejemplo, si a uno le da gripe contagiará mínimo a la mitad. Entonces la única medida en ese caso es encerrarse hasta sanar en una de las tres recámaras para no seguir esparciendo el virus.

Con la varicela ya tuvieron una mala experiencia.

Hace algunos años, Marifer llevó la enfermedad a la casa y cinco de los nueve integrantes de la familia terminaron contagiados.

“Imagínate, si es difícil atender a un enfermo, cuando nos enfermamos todos es el caos”, dice Karla.

Por eso, desde que la influenza humana se expandió en el Distrito Federal, los Rodríguez Murrieta mantienen al máximo las precauciones para no contagiarse.

Las consecuencias de una enfermedad en una familia tan grande serían terribles, pero pedirles el encierro absoluto para protegerse suena como un imposible.

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